La cara y la cruz del liderazgo autocrático

Empecemos por Margaret Tatcher. Tenía un carácter desconfiado y recelaba incluso de sus amigos y de su entorno más cercano. Cuentan que una vez la escucharon decir que su bolso, un Ferragamo de cuero negro que compró en la década de los 80 por unos 450 dólares, era «el único lugar seguro de Downing Street».

El rostro es el espejo de alma y ella lo sabía muy bien. Su semblante hierático e impasible nunca fue una impostura, si no una forma evidente de dejar claro que no le veía la gracia a aquello que estuviera sucediendo. Tampoco es casualidad que la apodaran la Dama de Hierro. Dirigió con mano férrea los asuntos de Estado, ejerció un estricto control sobre sus ministros y puso en marcha una fuerte política de privatización en el Reino Unido.

Con todo, Margaret Tatcher es un ejemplo claro de liderazgo autocrático, el estilo de gestión de equipos menos popular y más controvertido. ¿Pero significa esto que debemos descartarlo en todos los casos?

Rotundamente no.

Porque aunque su propio nombre nos evoca dictadura, tiranía y despotismo, existen ciertas situaciones de crisis y urgencia en las que puede resultar especialmente útil. Te lo explicamos todo a continuación.

Qué es el liderazgo autocrático

Cuando toda la responsabilidad sobre la toma de decisiones de cualquier organización recae en el líder, estamos hablando de liderazgo autocrático. Es él quien marca los objetivos, diseña las estrategias, establece los tiempos y determina los recursos sin tener que rendir cuentas ante ningún otro miembro del equipo.

Por tanto, la función de los trabajadores de una organización dirigida bajo este tipo de liderazgo se ciñe exclusivamente a cumplir con las órdenes que vienen de arriba. El líder es el dueño de la información, que fluye como una cascada unidireccional, y no tiene por qué compartir los criterios de evaluación de competencias ni invertir tiempo en pedir opiniones ajenas.

Ventajas y desventajas del liderazgo autocrático

Contar con un único punto de vista para gestionar la toma de decisiones supone sesgar la realidad, eso está claro. Y a la larga, esto puede derivar en una bajada de la motivación de tu equipo. Porque si te enfocas únicamente en los resultados durante un periodo de tiempo prolongado, tus trabajadores carecerán de la información sobre el impacto y la transcendencia de sus acciones, y esto puede resultar agotador para ellos.

Por otra parte, esta forma de gestión implica también un bajo sentimiento de pertenencia. Tus colaboradores son ajenos a la visión y la misión de tus proyectos, trabajan desconectados, y esto puede traer consigo problemas de autoestima y de compromiso. En este sentido, la creatividad y la innovación pueden verse también dañadas, lo que a su vez puede empeorar el clima laboral y generar altos niveles de estrés.

Pero, como te decíamos al principio, no todo es oscuro en el liderazgo autocrático. Porque eximir de responsabilidad a los miembros del equipo, en determinadas situaciones, puede quitarles una carga importante cuando los resultados son peores de lo que se esperaba.

Además, en situaciones críticas sirve para agilizar la toma de decisiones y lograr un alto desempeño a corto plazo. Que la ejecución esté controlada tiene algo positivo, y es que es mucho menos probable que no se realicen las tareas encomendadas. Y dado que esto se traduce también en la simplicidad de los procesos, el liderazgo autocrático puede ser también muy útil en campañas concretas y urgentes o cuando los índices de rotación del personal son muy altos.

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Cuándo usar este tipo de liderazgo

Aunque a largo plazo puede ser agotador y terminar por desgastar a tu organización, existen momentos puntuales en los que el liderazgo autocrático puede ayudarte.

No vivimos tiempos fáciles, eso está claro. El presente aúlla y el futuro, con todo lo que viene sucediendo en este contexto de incertidumbre e inseguridad, se vuelve más borroso de lo que nos gustaría. En los últimos tiempos es posible incluso que hayas sentido que los cimientos de tu organización se tambalean o penden de un hilo que no es el tuyo, y entendemos que todo esto puede estar generando en ti cierto desasosiego.

Solo tú debes decidir si el liderazgo autocrático es lo que necesita tu organización en este momento. Pero si sientes que la situación está siendo especialmente crítica y hay una fuerte presión que exige resultados a corto plazo, la toma de decisiones de forma rápida y eficiente puede salvarte.

No suena bonito poner los resultados por encima de las personas, pero a veces es la mejor manera de hacer que tu equipo salga a flote.

El liderazgo autocrático también es útil si:

  • Existe un problema serio a la hora de superar objetivos y obtener resultados, y necesitas hacer algo ya por remediarlo.
  • Los miembros de tu equipo tienen un bajo grado de madurez profesional o de desempeño de sus funciones. En estos casos, en los que la experiencia no llega al grado, puede ser necesario que, como líder, supervises y vigiles de forma más precisa.
  • Los procesos de tu organización son repetitivos y monótonos, lo que coloca en el centro de todo la necesidad de que tus empleados se enfoquen más en sus tareas concretas que en apoyar la toma de decisiones.
  • Existe una alta rotación en el personal o se trabaja por proyectos en los que los colaboradores tienen que cumplir un objetivo concreto en una fecha determinada.
  • Lideras una organización relacionada con las urgencias en sí mismas. En estos casos es evidente que este tipo de liderazgo puede traer más ventajas que inconvenientes.

Características de un líder autocrático

Si te ponemos ejemplos históricos y presentes de líderes autocráticos puede que no quieras parecerte a ellos lo más mínimo: Adolfo Hitler, Mao Tse Tung, Kim Jong-un… Pero bueno, hagamos un esfuerzo por resumir sus cualidades para hacernos una idea de las habilidades que debe tener un líder autocrático.

Para empezar, todos tenían o tienen una fuerte autoestima, un alto nivel de responsabilidad y una capacidad para tolerar la presión que hace que no hayan perdido el juicio en el transcurso de los acontecimientos. Además, son resolutivos y, con más o menos esfuerzo, tuvieron que aprender a bailar con la frustración cuando los resultados no salieron como se esperaba.

Con todo lo que te hemos contado, está claro que a largo plazo las desventajas superan a las ventajas si ejerces este tipo de liderazgo, por lo que te recomendamos que restrinjas su uso a estos contextos y situaciones críticas. ¿Estás de acuerdo?

Cuéntanos en los comentarios si has desarrollado alguna vez el liderazgo autocrático o si crees que en el momento que vive tu organización actualmente podría resultarte útil. Te leemos.

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Pablo Santxez

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